Mark Kostabi es
un cincuentón nacido en California de origen estonio, que en 1982 emigró a Nueva York para buscar
fama y fortuna y después de años de sacrificio y trabajo duro llego a imponerse al público en general. Un
artista creativo y un compositor ambicioso, Kostabi es el nuevo Andy Warhol,
capaz de captar la atención de los medios de comunicación más por sus trucos de
publicidad que por su forma de hacer arte. En
su estudio en Nueva York hay por lo menos veinte cinco empleados que trabajan
para él, estudio que quiere retomar el "Factory" de Warhol.
Cuando Mark Kostabi llegó a Nueva York desde su California natal, treinta atrás, tenia 21 años, las líneas generales de su estilo artístico ya estaban bien desarrolladas. Varios diseños de pequeñas dimensiones, realizados sobre los ticket de las cajas registradoras, presentan la figura del "hombre común", que es la marca del artista.
Natural
selection (2007) oil on canvas, 50 x 50 cm
|
En el arco de una
carrera de treinta años, el artista estima
de haber vendido mas de 15.000 obras, además de un cierto número de dibujos y grabados.
Sus obras figuran en las colecciones permanentes del MOMA de New York, Metroplitan de Washington DC, el Museo Guggenheim, Museo de Brooklyn, Corcoran Gallery of Art, el Museo de Groningen en los Países Bajos, el Museo de Tallin en Estonia y Galería de Arte moderno de Roma.
Los precios de sus obras varían desde 4400 euro por aquellas de pequeñas dimensiones, para llegar a 25.000 euro por las de mayor tamaño.
Sus obras figuran en las colecciones permanentes del MOMA de New York, Metroplitan de Washington DC, el Museo Guggenheim, Museo de Brooklyn, Corcoran Gallery of Art, el Museo de Groningen en los Países Bajos, el Museo de Tallin en Estonia y Galería de Arte moderno de Roma.
Los precios de sus obras varían desde 4400 euro por aquellas de pequeñas dimensiones, para llegar a 25.000 euro por las de mayor tamaño.
In every other
endless direction (2007) oil on canvas, 45x60cm
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Kew gardens interlude (2006) 50 x 60 cm
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Antonioni's
desert nightmar
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Attenuated
and marooned (2007)oil on canvas,50x60 cm
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Love-Letters
(2006) oil on canvas, 100 x 100 cm |
Low-Tide
(2007) oil on canvas, 50 x 50
cm
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Cuando Mark Kostabi llegó a Nueva York desde su California natal, treinta atrás, tenia 21 años, las líneas generales de su estilo artístico ya estaban bien desarrolladas. Varios diseños de pequeñas dimensiones, realizados sobre los ticket de las cajas registradoras, presentan la figura del "hombre común", que es la marca del artista.
Estos simples dibujos
hechos con birome, de un ser animado pero sin fisonomía, que transporta un
lienzo o sube una escalera, tratan lo que se convertirían en una de las
constantes temáticas de Kostabi, que ha continuado a crear un universo virtual
enteramente suyo, poblando con una raza de seres, puros y blancos como la
nieve, listos para reflejar la delicada subjetividad del apasionado del arte
más atento.
Pero el nuestro
es un escenario simple, es el mundo del arte,
e incluso los habitantes del mundo de Kostabi, los Kostabicanos son autómatas
sin rostro, donos humanos, sin una identidad propia, espacios vacíos a la
espera de una huella de una subjetividad prefabricada.
Es al alba de la
modernidad que renace esta criatura. Como
tal, el humanoide de Kostabi está estandarizado, drogado e hipnotizado, excluido
de cualquier posibilidad de libertad y decisión. A la vanguardia del presente wireless, el sujeto real se
disuelve en un laberinto de ecos y reflejos digitalizados. Los ciudadanos de Kostabica,
entonces, tienen una especial intensidad. La intensidad del silencio, sin voz,
ni orejas para oír u ojos para ver. A un plano inmediato de identificación humana,
pueden sólo percibir su mismo camino en el mundo, en el tiempo y en la
historia.
En términos de realización, la ilusión ha la misma eficacia del
real, como en la casa infestada de los fantasmas de los niños, cuando las uvas
pelados se transforman en globos oculares y loa spaghetti fríos se convierten en tripas. Sólo hay una
respuesta, parece decir Kostabi en sus obras de arte, o sea desarrollar los propios súper poderes, convertirse en un
héroe y entrar en la Justice League, salir
sobre el monte Olimpia y tomar asiento en el santuario. Al igual que el ciego
Daredevil de la Marvel
Comics, la pérdida de un sentido, transforma los restantes en
órganos de percepciones supersensible. Porque el mundo de Kostabi, a pesar del
silencio, es un mundo hiperactivo y cacofónico. Los humanoides sufren y sienten
el dolor, aman y son solos, y descansan y se meten en muestra, buscan y
contemplan. Sin rostro, se expresan con
mayor intensidad a través del gesto y la actitud. Productos de su propia historia, su
cultura y su entorno social, son tan numerosos como los millones de personas idénticas,
personas en nuestro desconcertante mundo real. En todas sus actividades,
Kostabi se ha convertido enseguida en el juglar de la corte que reinaba sobre el
mundo artístico de Nueva York, sin perder nunca la ocasión de fustigar la
sensibilidad un poco "snob de la vanguardia” que se auto celebra bohemia.
El uso de los
asistentes en su estudio, que en los años 90 se expandió,
le permitió alcanzar un proceso de
producción extremadamente disciplinado y eficiente.
Esto se debe a que Kostabi ya había comenzado a alejarse del personaje clásico, miserable, desgraciado,
cubierto con manchas de colores, a favor
del rol claramente post-Warholiano de empresario.
A
pesar de ser un fustigador del mundo del arte, Kostabi
fue capaz de moverse muy bien para ampliar su rol hasta convertirse en un empresario
artístico y administrador de su empresa global productora
de arte.
A
finales de los años ochenta, su estudio se transformó en “Kostabi World”, una combinación factory y think-tank en el que los empleados-artista deshornaban Kostabi originales proyectados por un equipo,
separados de "creadores de ideas",
todo bajo la supervisión de del artista
en persona. Con la capacidad para aumentar la producción, llegaron las estrategias de distribución masiva.
En 1989, según la cronología de Mark Kostabi: (The
Early Years Vanity Press, Nueva York, 1990), Kostabi
World distribuía imágenes a las galerías
y otros minoristas "en
bloques de 100 ejemplares" y mucho
más. Hoy en día, la Kostabi World
es un verdadero prodigio. En el arco "de
una carrera de casi treinta años, el artista estima que ha vendido 15.000
obras, añadidp a un cierto número de
dibujos y grabados. Su nuevo estudio, ahora situado en el Soho,
cuenta con veinticinco empleados y los costos anuales generales en aproximadamente 1,5 millones de
dolares. Los asistentes son
sin duda uno de los mejores pagados
en la industria, algunos ganan hasta
$ 150 por hora.
El
historiador de arte italiano Paolo Rizzi,en Kostabi en Venecia (Techne Autor,
Milán, 2003), hace
hincapié en que el genio del barroco
Pedro Pablo Rubens tenía un ejército de
ayudantes de estudio (incluidos los Van Dyck), que pintaron paisajes, animales o retratos,
dependiendo de sus habilidades. Kostabi
también tiene sus especialistas en
la red de colaboradores de Kostabi World: Nathan,
que se destaca por su velocidad y
habilidad de pintar cuadros de grandes dimensiones, Fabio, que también es muy rápido, y experto en los efectos de los "viejos
maestros", Alex, el mejor miniaturista, es capaz de pintar
Kostabi en la cabeza de un alfiler,
Miguel, romántico temperamental, muy buena en efectos de iluminación espiritual, Yuriy, de
origen ruso, especializado en retratos,
que parecen emanar calor.
¡Muy buena recopilación de obras! ¡Gracias por compartirla!
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